Reformar tu hogar puede ser una tarea emocionante, pero también abrumadora cuando se trata de elegir los materiales adecuados. Si estás buscando renovar suelos, encimeras o revestimientos para tu cocina, baño o terraza, es probable que hayas escuchado hablar del porcelánico y el porcelanato.
Ambos son opciones populares por su durabilidad y estética, pero ¿en qué se diferencian realmente? Aquí te lo explicamos de forma clara y sencilla para que puedas tomar la mejor decisión.
¿Qué es el porcelánico?
El porcelánico es un material cerámico de alta calidad y resistencia. Se fabrica a partir de arcillas especiales cocidas a muy altas temperaturas, lo que le confiere una gran densidad y baja porosidad. Esto significa que es muy resistente al agua, a las manchas y a los golpes, haciéndolo ideal para zonas de mucho tránsito como suelos de interiores y exteriores, encimeras de cocina y baños.
Una de las características principales del porcelánico es su versatilidad. Puede imitar a la perfección otros materiales como la madera, la piedra o el mármol, ofreciendo acabados que resultan indistinguibles a la vista.
Esto lo convierte en una opción práctica y estética para proyectos de reformas que buscan un resultado elegante sin renunciar a la funcionalidad.
¿Cuál es la diferencia entre el porcelánico y porcelanato?
Ambos se refieren a tipos de baldosas cerámicas de alta resistencia y muy baja porosidad. El término «porcelanato» es más común en países de América Latina como Argentina, Chile y Uruguay, mientras que «porcelánico» es el término predominante en España y otros países hispanohablantes.
En ocasiones se utilizan ambos términos para diferenciar ligeras variaciones en su fabricación y resistencia, como el tipo de prensado o el número de cocciones, pero en términos generales, ambos materiales ofrecen propiedades muy similares en cuanto a durabilidad, resistencia al agua y apariencia.
Tipos de porcelánico que existen por colores
Uno de los mayores atractivos del porcelánico es la amplia variedad de colores y acabados que ofrece. Dependiendo del estilo de tu hogar, puedes elegir desde tonos neutros que aportan elegancia y sencillez, hasta imitaciones de materiales naturales que añaden calidez y personalidad a cualquier espacio.
Colores básicos en porcelánico
Los colores básicos como el blanco, el gris, el negro y los tonos beige son una apuesta segura si buscas un estilo moderno y atemporal. Estas tonalidades funcionan bien tanto en suelos como en paredes, encimeras o incluso en terrazas, ya que ofrecen una estética limpia y fácil de combinar con cualquier tipo de decoración.
El porcelánico blanco, por ejemplo, es ideal para cocinas pequeñas, puesto que aporta luminosidad y sensación de amplitud. Por su parte, los tonos oscuros, como el gris o el negro, añaden sofisticación y crean contrastes que pueden ser muy atractivos en espacios grandes y bien iluminados.
Imitación REAL de materiales
Si prefieres un acabado que imite materiales naturales como la madera, la piedra o el mármol, el porcelánico también es una opción ideal. En Cooking Surface utilizamos una avanzada tecnología de cámaras ultra potentes que capturan cada detalle de estos materiales. ¡Indistinguibles por el ojo humano!
Este proceso incluye tomar una fotografía de altísima definición de un material como el mármol, y luego imprimirla sobre la baldosa con tintes de alta calidad. Posteriormente, la baldosa se cuece a altas temperaturas, lo que garantiza no sólo la fidelidad de la imitación, sino también su durabilidad y resistencia.
Este nivel de detalle permite que incluso a corta distancia sea casi imposible diferenciar el porcelánico del material natural que imita, algo esencial si buscas un diseño estético muy cuidado en tu reforma.
Baldosas de porcelánico esmaltadas y sin esmaltar
Más allá de que se utilice el término porcelánico o porcelanato, lo que sí es relevante a la hora de elegir suelos, revestimientos o encimeras para tu hogar es que en el proceso de fabricación se esmalte o no el material.
El porcelánico esmaltado cuenta, como su propio nombre indica, con una capa de esmalte que se aplica sobre la superficie, lo que les da un acabado más brillante y estético. Son perfectas para espacios como cocinas y baños, ya que además de ser fáciles de limpiar, son muy resistentes a la humedad y las manchas.
Por otro lado, el porcelánico sin esmaltar tiene un aspecto más natural y mate. Suelen ofrecer una mayor resistencia al desgaste, porque no tienen esa capa adicional, aunque sigue siendo un material de alta durabilidad.
Al final, si el porcelánico es de calidad, se trata de una cuestión en la que prima la estética.
Puesto que cuentas con una amplia gama de porcelánicos en colores y acabados, puedes lograr el estilo que deseas sin renunciar a la resistencia y durabilidad que tu hogar necesita. ¿La clave? Elegir el tipo de porcelánico que mejor se adapte a tus necesidades específicas y a la estética que buscas para tu reforma.